Tabi: el país de lo inestable
Cuando te levantas por la mañana lo único seguro que tienes
es el rostro. Ni tu nombre sabes, ni tu nuevo oficio, profesión u ocio. Sales
de la casa donde dormiste, o desayunas con quienes en esos momentos son tus
hijos, pero para el día siguiente, quizá no poseerás ni mujer ni niños, ni
perro ni casa. El otro día se convierte siempre en un estrepitoso escalofrío,
pues ya no tienes a los mismos amigos ni al mismo jefe. Ya no te llaman por el
nombre de ayer ni eres indispensable para quienes el día anterior te amaban.
Así es vivir en Tabi, un constante renacer en el mismo cuerpo que también
cambia porque te haces viejo y, al final de la jornada, ni siquiera sabes qué
idioma hablarás ni en qué región de este viajero país vas a habitar. El único
norte, aquí, es un río, que por un motivo desconocido, siempre divide en dos el
territorio.
Sólo existe una ventaja para los
tabianos: no viven de recuerdos...
Gracias Pablo por compartir! Un abrazo.
ReplyDelete