Compartimentos para algunas cosas que escribo, algunas cosas que otros escriben, algunas lecturas, música o cine, curiosidades...
Wednesday, December 5, 2012
Tengo dos poetas amigos
de Queda, de Enrique Fierro:
Vida y muerte de cierta luz
Las palabras mayores
andan sueltas
abandonadas a su suerte
en el lugar del combate
Pero estalla entre vítores
una salva de aplausos de nadie
que hacia nunca ahuyenta
la luz del vacío
que dejan las palabras
mejores cuando cantan
en medio del fragor de la batalla
Así agunos perdemos esta guerra
y todos se trasladan
y nada se transforma
de El abc de Byobu, de Ida Vitale:
Las ciudades han terminado de someter a las encrucijadas. La encrucijada, que figuradamente también significa acechanza, en las ciudades se quiere inocua y se disimula como simple esquina. Derrotando los perfiles invisibles del aire, se levantan masas concretas y habitadas, fatalmente exactas. No hay pérdida más irreparable que la del misterio, que se ha esfumado sin ganancia para nadie.
Friday, November 23, 2012
Monday, November 12, 2012
Tecnología, cuerpos, literatura
En dos sitios que recomiendo mucho (la revista Replicante y suplementodelibros.com, ambos de México) salieron unas cositas mías sobre un tema en el que vengo pensando hace tiempo: cómo nos vamos haciendo, indefectiblemente, máquinas. Van los enlaces:
http://sdl.librosampleados.mx/2012/10sensayo-pbrescia-cuerpo-pprojo-arreola
y
http://revistareplicante.com/juan-jose-arreola-profeta-o-provocador
(disculpas por algunos errores de captura de texto)
http://sdl.librosampleados.mx/2012/10sensayo-pbrescia-cuerpo-pprojo-arreola
y
http://revistareplicante.com/juan-jose-arreola-profeta-o-provocador
(disculpas por algunos errores de captura de texto)
Wednesday, November 7, 2012
Un nuevo país
Comparto con ustedes el cuento de Cecilia Eudave. Una maravilla.
Tabi: el país de lo inestable
Cuando te levantas por la mañana lo único seguro que tienes
es el rostro. Ni tu nombre sabes, ni tu nuevo oficio, profesión u ocio. Sales
de la casa donde dormiste, o desayunas con quienes en esos momentos son tus
hijos, pero para el día siguiente, quizá no poseerás ni mujer ni niños, ni
perro ni casa. El otro día se convierte siempre en un estrepitoso escalofrío,
pues ya no tienes a los mismos amigos ni al mismo jefe. Ya no te llaman por el
nombre de ayer ni eres indispensable para quienes el día anterior te amaban.
Así es vivir en Tabi, un constante renacer en el mismo cuerpo que también
cambia porque te haces viejo y, al final de la jornada, ni siquiera sabes qué
idioma hablarás ni en qué región de este viajero país vas a habitar. El único
norte, aquí, es un río, que por un motivo desconocido, siempre divide en dos el
territorio.
Sólo existe una ventaja para los
tabianos: no viven de recuerdos...
Sunday, October 14, 2012
Doce del patíbulo y la mirada de Telly Savalas
La maquinaria de Hollywood produjo una cantidad enorme de películas de guerra. Una de las más famosas (si bien tardía, de 1967) es Doce del patíbulo (The Dirty Dozen). Domingo a la noche, un remanso de cultura digerible... Y una película con los sospechosos de siempre, y algunos no tanto: Lee Marvin, Charles Bronson, Ernest Borgnine, John Cassavettes (!) y... Telly Savalas. Siempre me obsesionó; hay un episodio del programa de televisión de Rod Serling La dimensión desconocida donde él y una muñeca que habla son los protagonistas que es espeluznante. En Doce del patíbulo hace de soldado racista, religioso fanático y degenerado sexual. Lindo paquete. Dos detalles de la película: (1) Cuando finalmente detienen a los alemanes, junto a ellos está el personal de servicio, que es francés. Alguien pregunta: —¿Qué hacemos con ellos?. Respuesta: —¡Alimenta a los franceses y mata a los alemanes! (2) La escena en la que Savalas asesina a una mujer alemana es una gran muestra de lo que logra un primer plano en el cine. Miren los ojos de Savalas, por favor, mientras hunde el puñal. Aquí, un corto de la película:
Saturday, October 6, 2012
Guadalajara fuera de lugar y las emociones
Gracias a todos los que hicieron posible la presentación de Fuera de lugar en Guadalajara. Gracias a Cecy, a Olivia, a Karla, a Vanessa, a Guillermo, a Orso, a Claudia, a Jorge, a los chicos y chicas de la maestría en literatura mexicana de la UDG.
Participé del V Coloquio Arreolino. Conocí a Orso y Claudia, hijos de Juan José Arreola. Conocí a la propia reencarnación del artesano de la prosa en el México del medio siglo (no era un fantasma; era su nieto, que lleva el mismo nombre). Agrego algunas fotos de mi visita.
Participé del V Coloquio Arreolino. Conocí a Orso y Claudia, hijos de Juan José Arreola. Conocí a la propia reencarnación del artesano de la prosa en el México del medio siglo (no era un fantasma; era su nieto, que lleva el mismo nombre). Agrego algunas fotos de mi visita.
Tuesday, September 18, 2012
La espera
de Florencia Abbate (gracias, Flor)
Retroceder
al encuentro de algo
"fatal como una flecha"
Sueño un carro con tiranos donde baila
una nena que jugando acaricia
la más profunda superficie
o
la verdad
provisional
de un deseo.
Borges y los trenes ("El Sur")
En los cuentos de Borges, el viaje
en tren indica para el personaje el pasaje hacia otro estado
mental y, en el mecanismo del relato, anticipa un giro en el argumento. En el caso de "El Sur", el viaje, por un lado,
acentúa el vaivén entre “realidad” (el primer grado de ficción del texto) e “irrealidad” (el segundo grado) y, por otro, instala una atmósfera distinta
a la precedente y más acorde con la nueva situación. En “La muerte y la brújula” Erik Lönnrot
viaja en tren hacia la quinta de Triste-le-Roy; allí encontrará su insospechado
destino de muerte. En “El jardín de senderos que se bifurcan” el tren también
es pasaje hacia una cámara narrativa: Yu Tsun—que se baja “casi en medio del
campo” (Obras completas 1: 474)—, va a cumplir con su misión de espionaje y se encuentra, como
Dahlmann, con una parte de su historia familiar, encapsulada en este caso en
una novela de un antepasado que multiplica su destino infinitamente. En "El Sur", el hecho de que el tren se detenga una
estación antes es congruente con la
serie de accidentes diseminados en el texto y abre la posibilidad narrativa al
misterio, a lo desconocido y a una “fatalidad azarosa”: funcionalmente, Dahlmann no debe llegar a su
destino espacial conocido (la estancia familiar) porque su destino existencial
desconocido lo aguarda cerca de aquella estación “en medio del campo”. Ese
espacio de “en medio” es fundamental para Borges: representa el paradigma de
las orillas, el cual no está ni en el campo ni en la
ciudad, pero participa de las dos geografías.
Borges y el sur ("El Sur")
Habría que trazar el recorrido
completo de Borges por el Sur, topos
físico y simbólico fundamental en su literatura, relacionado con lo primigenio,
el misterio, ¿la barbarie? Borges esboza una teoría de los puntos cardinales en
su prólogo a Buenos Aires en tinta china,
de Atilio Rossi: “. . . no hay un palmo de Buenos Aires que pudorosamente,
íntimamente, no sea, sub quadam specie
aeternitatis, el Sur. El Oeste es una heterogénea rapsodia de formas del
Sur y formas del Norte; el Norte es símbolo imperfecto de nuestra nostalgia de
Europa” (Obras completas 4: 119). Si se atiende a los cuentos de Ficciones y El Aleph
solamente, se observa que el sur aparece en “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”
(Herbert Ashe es ingeniero de los ferrocarriles del sur); en “Las ruinas
circulares” (el protagonista viene del sur); en “La muerte y la brújula”
(Scharlach pertenece al bando del sur y allí se encuentra la quinta de Triste-le-Roy)
y en los espacios de “El fin”, “Historia del guerrero y la cautiva” y
“Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874)”, entre otros relatos.
Borges y las gallinas
Hacia fines de los cincuenta, Borges ha pasado a ser
una figura fundamental en el panorama literario argentino. Lejos están los días del nombramiento en 1946 como “inspector de aves y conejos”, lo que
significó el alejamiento de su puesto de asistente en la biblioteca Miguel
Cané. Frente a las versiones oficiales (como la de Borges en su autobiografía y
la de Emir Rodríguez Monegal, de la cual se hacen eco muchas otras biografías) que
hablan de una humillación fraguada por el gobierno de Perón —Borges entre las
gallinas, o sea, cobarde—, Jorge B. Rivera, en “Borges, ficha 57.323”, intenta
aclarar algunas cosas. Entre 1945 y 1946, Borges firmó varias declaraciones
políticas en contra del nazismo y a favor de la democracia. Una de ellas,
firmada en enero de 1946, ocurre
mientras está en vigencia el decreto promulgado por el gobierno de facto del
General Farrell que prohibía a funcionarios públicos “suscribir manifiestos o
declaraciones de carácter político” (35). A causa de su “desacato”, a Borges se
le hace un sumario y se lo apercibe, según el decreto del 15 de abril de 1946. Perón asume la
presidencia de Argentina el 4 de junio
de 1946. El discurso de Borges (no leído por él) durante la comida que le
ofrece la SADE en agosto de 1946 se
refiere al episodio del nombramiento: “me ordenaron que prestara servicios en
la policía municipal” (Borges en Sur,
303). En su biografía del escritor argentino, María Esther Vázquez recurre al testimonio del entonces secretario de
Cultura de la Municipalidad, Raúl Salinas. Instaladas las autoridades peronistas,
desde la intendencia de Emilio Siri le llegó a Salinas una lista de los
cesantes; Borges figuraba allí. Francisco Luis Bermúdez, amigo de Borges y
adscripto a la secretaría, le pidió al secretario que no lo echara. “Entonces
decidí trasladarlo a la Escuela de Apicultura de la Intendencia”, dice Salinas
(Borges: esplendor y derrota, 191). Rivera sostiene que Borges no fue dejado cesante por una confabulación
peronista, sino que renunció a su cargo el 28 de junio de 1946, apenas dos semanas después de la asunción de Perón. Según
Rivera, la supuesta designación como inspector de aves y conejos no tiene
“huellas formales oficiales” (40). En una entrevista de julio de 1946, Borges dice haber recibido un llamado que confirmaba
la designación humillante; ante su queja —“aduje que yo sabía mucho menos de
gallinas que de libros”, le responden que era una sanción por andar
“haciéndo[se] el democrático” ostentando firmas; luego dice Borges que de la
Municipalidad le comunicaron que estaban esperando la renuncia (Textos recobrados (1931-1955), 358-360). Ante este pesadillesco (y
borgeano) argumento, puede afirmarse que ciertos sectores políticos e
intelectuales —e incluso Borges, a su manera— aprovecharon la situación para
erigir al escritor en, como dice Vázquez, “símbolo de la resistencia
intelectual” frente al peronismo (192).
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