Tuesday, September 18, 2012

Borges y los trenes ("El Sur")


En los cuentos de Borges, el viaje en tren indica para el personaje el pasaje hacia otro estado mental y, en el mecanismo del relato, anticipa un giro en el argumento.  En el caso de "El Sur", el viaje, por un lado, acentúa el vaivén entre “realidad” (el primer grado de ficción del texto) e “irrealidad” (el segundo grado) y, por otro, instala una atmósfera distinta a la precedente y más acorde con la nueva situación.  En “La muerte y la brújula” Erik Lönnrot viaja en tren hacia la quinta de Triste-le-Roy; allí encontrará su insospechado destino de muerte. En “El jardín de senderos que se bifurcan” el tren también es pasaje hacia una cámara narrativa: Yu Tsun—que se baja “casi en medio del campo” (Obras completas 1: 474)—, va a cumplir con su misión de espionaje y se encuentra, como Dahlmann, con una parte de su historia familiar, encapsulada en este caso en una novela de un antepasado que multiplica su destino infinitamente.  En "El Sur", el hecho de que el tren se detenga una estación antes es congruente con la serie de accidentes diseminados en el texto y abre la posibilidad narrativa al misterio, a lo desconocido y a una “fatalidad azarosa”:  funcionalmente, Dahlmann no debe llegar a su destino espacial conocido (la estancia familiar) porque su destino existencial desconocido lo aguarda cerca de aquella estación “en medio del campo”. Ese espacio de “en medio” es fundamental para Borges: representa el paradigma de las orillas, el cual no está ni en el campo ni en la ciudad, pero participa de las dos geografías.

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